sábado, 23 de enero de 2016


DORCAS


Por Gladys Cabrera (Tomado de Reflexiones Cristiana por Luciano Grillo)


Lectura Hechos 9 : 36 - 42

En el puerto de Jope vivía una discípula (seguidora) de Jesús llamada Tabitá. Su nombre griego era Dorcas, que significa «Gacela» y tuvo el honor de ser la única mujer llamada «discípula» en el Nuevo Testamento. Un discípulo es más que un alumno que se sienta para escuchar; es un aprendiz que sigue a su maestro y aprende a su lado. Cabe hacernos la pregunta: ¿Qué cosa había aprendido Dorcas para que se le diese el nombre de «discípula»? Una de las lecciones que ella aprendió fue servir al Señor, pues leemos que «siempre servía a los demás y ayudaba mucho a los pobres» (Hechos 9.36 TLA).
La Biblia nos enseña que la fe y las buenas obras son como dos amigas que caminan de acuerdo: «La fe sin obras está muerta» (Santiago 2.26), pero a la vez leemos en Romanos 4.3 que por la fe Abraham fue justificado. Es decir que nuestra fe en Cristo, para la salvación, no nos hace egoístas, sino que nuestra fe en Dios se manifiesta en buenas obras hacia el prójimo.
Así fue en el caso de quien demostró su fe en Dios, por las buenas obras que hacía para con los pobres, y seguramente su ministerio fue según 2 Corintios 9.6-11 y no según Mateo 6.1-1, porque su memoria era «como manantial de aguas que nunca faltan». Esta discípula fue humilde, pero para sus amigas su memoria fue como «luz en las tinieblas» (Isaías 58.4-11), y hoy día en toda lengua, se habla de Dorcas, la ejemplar costurera cristiana.
Cuando murió, sus amigos perdieron un verdadero ángel ayudador, y después no tuvieron a nadie que les ayudase como ella lo hacía, con «las túnicas y vestidos que Dorcas hacía...Dios permitió que el apóstol Pedro hiciese un milagro, porque leemos que cuando Dorcas murió, los creyentes en Jope llamaron al apóstol que estaba en Lidia. Tal vez habían oído de la curación milagrosa que Pedro había hecho en Lidia con el paralítico Eneas, y esperaban otro milagro en el caso de Dorcas. Seguramente querían consolación con su llegada. Con palabras sencillas, Lucas describe el milagro más grande que puede haber. Pedro, después de orar, llamó a Dorcas de entre los muertos, y ella fue resucitada, para seguir con su vida abnegada y consagrada al servicio de Dios.
Esta historia me hace pensar en la bendición que pueden ser unas manos consagradas a Dios.  Que aprendamos  tener fe para con Dios y hacer buenas obras para nuestros prójimos. Y cuando nuestra vida termine aqui en la tierra podamos dejar una fragante memoria.

Dios les bendiga mucho.
                                       Gladys

Recuerda Dios te ama y nosotros tambien

4 comentarios:

  1. Si una mujer ejemplar. Gracias por compartir

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  2. Hola bendiciones quiero recibir las noticias de este blog gracias

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