lunes, 12 de junio de 2017

Sandra Cardozo


¿De quién necesito?- Dios está dispuesto… ¿Tú lo estás?



Juan 15:14–15 (RVR60) — 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer



El tema de este mes me resulta muy interesante: ENCUENTROS QUE CAMBIAN VIDAS.

Si analizamos, muchos de los encuentros que tenemos aportan algo a nuestro andar. 
Hay encuentros que nos dejan un sabor dulce, otros un semidulce u otros sinceramente amargos. 
Pero todos dejan algo en nosotros. 

Hay otros que nos sorprenden porque la persona a primera vista parecía ¡tan antipática! Y resulta que después era ¡tan agradable compartir con ella! 
Si, la verdad es que nuestra percepción a veces es distorsionada por las cosas que nos rodean.

Pero hay encuentros que son definitorios. Encuentros que van más allá del aporte que puedan dejar, sino que definen nuestro camino, que cambian nuestra forma de andar, de pensar y nuestras actitudes frente a la vida. 
Por ejemplo el encuentro de Páris y Helena definió el destino de Troya. El encuentro de Sansón con Dalila definió la fidelidad y la muerte de Sansón…y así podríamos seguir con ejemplos que definen, que van más allá de una influencia.

Pero hay encuentros que son esenciales para la vida que tienen todas esas características: nos dejan algo, nos sorprenden porque nunca esperamos eso y también es definitorio porque depende nuestra vida.

Ese tipo de encuentro se produce generalmente cuando nos sentimos que no tenemos salida, cuando ya se nos agotaron los recursos, cuando las ideas se acabaron y necesitamos que algo más grande, mayor, infinitamente más sabio y poderoso se acerque a nosotros porque ya el cansancio nos ganó y nuestros argumentos se terminaron.

Ese encuentro, es nuestro encuentro con la realidad de que hay un Dios y que ese Dios quiere ser AMIGO nuestro. 
Cuando hablamos de Dios, de Jesús, las personas enseguida piensas en religión…pero no es así, encontrarse con Jesús es encontrarse con la persona que puede cambiar tu vida totalmente. 
Que te abre sus brazos para recibirte tal como eres. Sin juzgarte, sin condenarte. Te acepta tal como eres, en cambio la religión no, la religión quiere cambiarte para después aceptarte, es por ello que no se pude mezclar la relación con Dios y la religión.

El amor de Dios es increíblemente inmenso y te abre la puesta para que seas su hijo, para que seas su amigo. El nunca falla, nunca te abandona. Tiende una mano para encontrarte en donde estés siempre y cuando tú permitas ser encontrado.

Moisés se encontró con Dios en el desierto, en un momento difícil de su vida. El hablaba con Dios, eran compañeros.

Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Éxodo 33:11

¿Por qué no puedes serlo tú? Dios está dispuesto… ¿Tú lo estás?

Hay momentos que mirar al cielo es la única salida y lo que más necesitamos es un encuentro con Dios.




Dios te bendiga mucho, nos leemos pronto.


RECUERDA DIOS TE AMA Y NOSOTRAS TAMBIEN.

No te vayas sin dejarnos un comentario y comparte si te fue de bendición.

2 comentarios:

  1. Después de este encuentro que es lo que debe hacer el creyente.

    ResponderEliminar
  2. Hola Benyi. Espero que estés muy bien.
    Luego de comenzar esa relación hay que cultivarla como a todas las relaciones.
    Hablar con Dios cada día. Aceptar a Jesús como tu salvador. Y por último pero no menos importante aprender más de El.
    En su casa es el mejor lugar

    ResponderEliminar

INTERCEDIENDO

A FAVOR  DE  LOS  NECESITADOS    Siempre que pienso y reflexiono en el tema de la intersección viene a mi memoria una historia del...